martes, 10 de febrero de 2009

Cuaderno de Bitácora. Día 17 de 41. Un bloque para el descanso.

Este fin de semana ha sido relajado en cuanto a entrenamiento. Las piernas estaban cansadas de tanto paso y sesiones de patadas, así que en general nos lo hemos tomado de manera más relajada. Como cosas especiales, este sábado fue el cumpleaños del maestro. Tuvimos una fiesta tranquila, con banda de mariachis, comida alemana-mexicana, hecha por la suegra de Sam y Truda, tarta y regalo de una artesanía bordada típica de aquí por parte de los alumnos. El domingo Ed y yo, ya con la ansiedad de comida japonesa (Ed disfruta del 70% de descuento a partir de las 7 de la tarde en un restaurante japonés cerca de su casa en Vancuver, que yo tuve la suerte de probar en muchas ocasiones mientras que estuve allí), nos fuimos al centro comercial donde el había localizado un restaurante de dicha nacionalidad. Después de unas sopas de miso no realmente especiales, nos dedicamos a los rollitos de sushi y como no podía ser de otra manera, entre los elegidos estaba el sushi mexicano. Como único comentario diremos que utilizamos el wasabi para refrescar el paladar.

El lunes ha amanecido nublado, ataviados con nuestras ropas de entrenamiento y aparejados con nuestras armas, después del tradicional desayuno de los campeones (no podía ser de otra manera) bajamos a las terrazas para el entrenamiento. Empezamos la sesión con un ejercicio muy interesante en el que debíamos colocarnos en una postura y el compañero nos empujaba desde diferentes ángulos para en primer lugar comprobar que la estructura era sólida y en segundo lugar, aprendiésemos a hacer pequeños ajustes para soportar la energía en función del ángulo. Una segunda variante era estar en una postura neutral y a la que nos empujaban, recoger ese empujón, soportarlo y buscar una postura que permitiese devolver la energía en la misma línea que nos la daban. Una vez calentados con esos ejercicios, retomamos los 8 ejercicios preparatorios de empuje de manos, revisando el ya traicionero nº7 y aprendiendo a enlazar el resto para poder jugar con los patrones sin quedarnos en una técnica concreta.

Termina la mañana con la subida de las escaleras, comida, reposo y vuelta a bajar para la sesión de la tarde. Seguimos en el área temática del tuishou, pero nos centramos de nuevo en el paso cubierto o 3-2, tratando de dominarlo para estar preparados para lo que vendrá. Pasa la tarde y ya van saliendo cosillas interesantes, además de ser capaces de movernos por toda la terraza, haciendo cuatro manos con los cambios. Terminamos la sesión y nos quedamos en el pueblo para hacer algunas compras. Subimos, esta vez en taxi por la mezcla de carga y pereza y después de cenar, nos vemos una peli para relajar las mentes. Un poco de trabajo al ordenador y a la cama, que mañana se presentará duro y las fuerzas cada vez escasean más.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

parece interesante la comida alemana-mexicana ... Bratwurst, Sauerkraut y Chilli .... ???

un abrazo,

Stephan

Santiajo dijo...

juaaajajaja

como debio ser para que el washabi fuese lo refrescante... Hablando claro y mal: cagarias fuego, no? :-S

Cuidate el estomago, que luego tienes ulceras y tienes que andar con el Dolcopin pa todos lados!

Anónimo dijo...

Te estas volviendo una máquina incluso con la comida. Washabi como alimento refrescante, ¡es genial!. Creo que el sushi mexicano no es apto para mi estómago.

Parece interesante el ejercicio que habeís hecho. Voy a intentar asimilarlo para empezar a practicarlo por aquí.

Anónimo dijo...

¡Pero que bien os sienta el sombrero! Estais los dos muy guapos...¿La foto fue antes o después del washabi?.
Lo pregunto porque si habéis cagado fuego como dice Santi, no se os ve muy perjudicados.