Hace muchos años, cuando el acceso a las bonitas Montañas de Wudang era toda una proeza, un joven muchacho se encaminó hacia ellas con el objetivo de llegar al Monasterio de Shaolin y hablar con el abad para que le admitiera como discípulo.
En un principio, el abad, le tuvó trabajando como criado con el fin de comprobar si su deseo era real y cúales eran sus intenciones, o si por el contrario, solo era atraido al monasterio, como tantos muchachos de china, por la curiosidad.
El joven era tenaz y trabajador y cuando cumplía con sus quehaceres de criado, corría a observar a los monjes sus entrenamientos para luego practicar en la soledad y quietud de la noche.
Un día, durante una de los muchos asaltos que se producian al monasterio por miembros de la temida "Banda Verde" (no tienen ninguna relación con nuestros queridos mocos), el muchacho expusó su vida para salvar al abad. Cuando recibió el ataque, de una manera calmada flexionó sus piernas, concentró todo su chi en el dan-tien y girando rápidamente lanzó al atacante a varios metros de distancia. Quedó tan sorprendido y agradecido el abad, que desde ese mismo instante le tomó como discípulo transmitiéndole todos sus conocimientos. Llegó a ser un gran guerrero Saholin y fue conocido en toda China, no solo por su destreza en la lucha, sino también por su amabilidad y gran corazón.
Y como todo hombre bueno, alcanzó el Tao y trasladó su Shen a otro joven bueno y amable para que continuará con su misión. Este muchacho es nuestro querido IVAN, el cúal tambien posee una habilidad innata para el aprendizaje de las artes marciales y para regalar amabilidad y alegría a sus compañeros del monasterio de tai chi en la p... calle.
Iván, muchas felicidades, mi querido e inquieto saltamontes.
Un beso muy grande de todos nosotros.
Maribel
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