miércoles, 27 de febrero de 2008

Al igual que empezamos... ¡seguimos!

Como hace ya casi diez meses, me siento ante el ordenador este pa escribir una pocas palabras dedicadas al grupo, usease... ¡¡A NOSOTROS!! Otra vez, motivadas por el cambio que vivimos.

Parece ser que estamos empezando una nueva etapa, ahora estamos más si cabe en la "puta calle" pero como no, con el mismo entusiasmo por aprender, la misma alegria por re-encontrarnos un par de horas a la semana, con muchas ganas de pasar un rato divertido con todos vosotros y ahora también con la ventaja de poder vivir mas anecdotas que antes, pues contamos con algún que otro transeunte un poco bebido que amablemente aconseja a la pobre Marta en su peculiar pelea con espada contra Manoli...

"¡No la hables!" "Al enemigo no se la habla" "¡¡No cojas su espadaaaaaa!!" "Ten cuidado que te va a cortar" "¡¡¡Mira siempre al enemigo!!!"

Y es que los borrachos y los niños no mienten, y todo lo que saben, pues mira que majos que lo comparten con nosotros.

A ver si un día nos ponemos con nuestra mojitada en sus bancos y les invitamos a algo, que siempre es bueno hacer buenas migas con los vecinos...

Un saludito a todos/as!!

In Vino Veritas In Cervesio Felicitas ("En el vino hay la verdad, en la cerveza la felicidad")

TaluÉ!

7 comentarios:

El grupo dijo...

¡Holaaa, muy buenos días!

Totalmente de acuerdo contigo, Santi, nuestra ilusión y nuestras ganas de practicar, de vivir “emociones nueva se intensas” van “in creccendo. Y es que esto de estudiar en la calle tiene su encanto. Yo misma –valga de ejemplo-, y con la intención de sincerarme con todos vosotros, he de reconocer que la pasada noche aprendí un montón de cosas pero…. ¡ay de mí!, estas últimas se han vuelto en mi contra –confieso-, me han sumergido en la más profunda e irremediable crisis.

Lo primero, si “no debo hablar con el enemigo -o sea, Manoli”-, o lo que es igual, “al enemigo ni agua”, ¿qué pasa si éste te cae bien, si es colega, es más, si se trata de “tu propia hermana menor”? ¡Eih!, ¿y ahora qué, eh?, ¿debemos actuar como Caín pero con espada en mano?
Lo segundo, si “no debo coger su espada ni mirarla -¡ostras!-“, si debo dar palos de ciego -¡joé!-, ¿cuántas espadas vamos a necesitar por cada clase, las venden al por mayor en algún lado? Los japoneses se sentirían horrorizados al respecto. Pero…sin duda, lo que más me traumatiza es lo de no poder apropiarme del arma de mi enemigo –o sea, Manoli- en momentos críticos como este. Hombre, una es de naturaleza buena –en fin, eso creía yo, porque ya dudo y todo-, pero de ahí a pecar de tonta. No sé, a lo mejor es que ese buen señor transeúnte, en uno de esos momento místicos generados por Don Simón, ha descubierto un nuevo código en el que se exige, irrefutablemente, que uno pase de agenciarse el arma de su enemigo –o sea, Manoli- cuando ponga en juego su mismísima vida. Bueno, en este sentido deduzco que, como se trata de mi propia hermana, debo ser transigente y no egoistilla, dejar de incordiar y reprimir el instinto de mangarle su espada.

¡A lo mejor con una buena torrija y un mojito se me aclaran las ideas!

¡Feliz día, besotes!,


Martita Ling

Santiajo dijo...

Vaya cacao mental que tienes!!!!

Lo tuyo es grave y la verdad ni me se ocurre como puedo ayudarte ni nada... Deberíamos tratar de hablar quizá con la hermana mayor a ver si puede aclararnos algo.

También quiero decir que no me he enterado de algunas cosillas que ponias, pero es que acabo de terminar de comer y tengo toda la sangre en el estómago y no me pispo de un pescao, pero si es cierto que algunos de los consejos que dio eran peligrosos desde el punto de vista en que "la espada del enemigo no hay que tocarla ni mirarla". ¿No es cierto (angel de amor :-P ) que a lo largo de toda la forma debemos mirar a nuestro enemigo mas no a su acero? El se referia a que tenemos que sentir las intenciones en nuestro compañero sin necesidad de ver lo que hace, el, desde la divina inspiración de "San Don Simón de Gredos", nuestro borracho-consejero, nos hablaba de como adhiriendo la espada con la del compañero, no tenemos que mirar, ni tocar... solo sentir.

No se si algo de lo que he puesto tiene sentido, pero como diria Rhett Butler: "Francamente, querida, me importa un bledo"

Me voy a explorar el maravilloso mundo de la Astrometria...

TaluÉ!

El grupo dijo...

¡¡Jei, querido Santi!!

Como ya he hecho la digestión, puedo contestarte a algunas cosillas, desde mi confusión, claro.

Lo primero de todo, te felicito por ese don natural de interpretar con facilidad a los iluminados de San Don Simón de Gredos porque, que yo sepa -y estaba a mi lado-, el tío no paraba de decirme que "no mirase a mi enemigo -o sea, a Manoli- y que no cogiera su espada", cosa que en ningún momento hice, pues juro que aquella noche servidora estaba completamente abstemia. El resto, todas las sabías conclusiones y enseñanzas que aquí expones con desparpajo, me temo que fuera más del propio Maestro -el cual intentaba enseñarme, con la paciencia que le caracteriza y a pesar de las continuas interferencias, cómo tenía que colocarme correctamente.

De todas formas, agradezco nuevamente tus sabios consejos.

Sin duda, habrá que consultarle a la Hermanita Mayor,

Nos vemos,

Martita Ling

Javier Laoshi dijo...

Aprovechando la coyuntura aclararé los sabios consejos del iluminado por San Don Simón de Gredos, patrón de los mercenarios callejeros. En la esgrima la mirada no debe estar centrada en los ojos del enemigo porque estos nos pueden dar información errónea, lo mismo que si lo hacemos en su acero. Donde se debe mirar es al torso porque nos va a dar la información más fiable sobre sus próximos movimientos, sobre todo si este es un espadachín experto. Y digo esto porque si no lo es, se moverá alocadamente y puede sorprendernos con algún movimiento imprevisto que aunque esté falto de estructura y fuerza, al estar apoyado por un metro de frío metal, puede ser perjudicial para nuestra salud.

Ahora bien, esta idea de controlar el torso en nuestra sociedad occidental actual y sobre todo en el caso de ser nosotros un varón y nuestro oponente una mujer puede malinterpretarse si se descontextualiza. Como el consejero era varón y posiblemente en sus rencillas callejeras por el uso y disfrute de una parcela de cartón se ha visto en la situación de tener que batirse con doña Ginebra acabando siendo acusado de machista aprovechado por mirar directamente a sus encantos, habrá desarrollado sus habilidades hasta el punto de evitar el contacto ocular directo y su idea era compartir esos conocimientos. No obstante esa habilidad se nos antoja todavía lejana para nuestras destrezas, así que mi consejo es controlar el torso manteniendo la tez impávida sobretodo en lso casos que comento.

Santiajo dijo...

Lahosi, cuanta sabiduria encerrada en esos conocimientos... No se que inspiración has tenido al poner tan inteligentes palabras, pero los hechos que relatas bien pudieron suceder al iluminado del San Don Simón de Gredos.

Espero que este fin de semana de retiro espiritual con Santa Teresa Selecto me ayude a ponerme en armonia con Eristoff Black y alcance el tao tanto como tu.

Pasadlo bien el finde y genial el sabado por la mañana.

Por cierto, me llevo la espada por si me da tiempo a practicar un poco alli, que no quiero seguir olvidando lo poco que se...

TaluÉ!

El grupo dijo...

¡¡Holaaa,maestro,muy buenas tardes!!

Pedazo lección de esgrima que nos has dado, muchísimas gracias ¡¡Al torso!! Lo tendré en cuenta.

Hasta mañana,

Martita Ling

Anónimo dijo...

Bueno vamos a ver si ponemos un poco de claridad en todo este obscuro asunto de hacia donde mirar. Primero, si uno hace demasiadas plegarias a "San Don Simón de Gredos" éste nos concede la virtud de la vista borrosa o doble lo que hace que se vea al enemigo jodidamente mal o en demasiado movimiento. Segundo, lo mejor es, como dice el sabio maestro, mirar al torso porque la mirada puede ser traicionera si sobre todo el enemigo es mas falso que Judas o sin ser falso, es estrábico y mira a un lado y apunta a otro (Esto además de despistar es peligroso).
Mi consejo, queridos hermanillos, es hacer plegaria a "Don San simón de Gredos" pero de manera inteligente, es decir, atiborrando al enemigo de Don Simón que despúes de un par de cartones no hace falta ni que usemos la espada. Probablemente el ardor de estomágo llevé a una hemorragia interna que le doblará de dolor y a nosotros nos proporcionará el placer de salir airosos del trance sin desenvainar nuestra arma.