
Amanece un nuevo día sin conexión a internet, pero el sol brilla con fuerza lo que da nuevos objetivos para el día. Después del desayuno de los campeones, esta vez con beicon que Ed había preparado, bajamos con nuestros sables a las canchas para ver que nos tiene preparado Sam. Empezamos la sesión, debidamente protegido con las vendas en la muñeca, que todavía sigue dando guerra, con más ejercicios de cadera y cintura, unido a la expresión de las energías y llevándolo aún más lejos con las energías diagonales (chae, lie, zhou y kao). Después de experimentar un buen rato con las variantes y dejando que el movimiento se cree en vez de crearlo nosotros, empiezo a ver como el movimiento libre es prácticamente idéntico a la forma y todo el potencial que se esconde detrás de estos ejercicios. Sam nos dice antes de dejarlo “tenéis aquí trabajo para por lo menos 5 años” y la verdad es que me parece una predicción bastante generosa ¡Para toda una vida, diría yo!
Cambiamos de tercio y pasamos al sable. Más energías, esta vez centrados en el estoque con todas sus variantes en función del ángulo de la hoja y a partir de ahí como introducirlo dentro del movimiento libre. El trabajo va dando sus frutos y cualquiera que nos viese desde fuera día que estábamos haciendo una forma preestablecida (cada uno la suya) en vez de movimiento improvisado. Cambiamos ligeramente de materia y empezamos con la forma de sable. Podíamos pensar que iba a ser pan comido después de todo el trabajo previo que habíamos hecho, pero aunque desde luego las ideas estaban más claras, todavía queda mucho por hacer para que las cosas salgan decentes. Después de los primeros movimientos, cuando ya van saliendo cosas interesantes, cambiamos de tema por última vez en la mañana retomando la forma de parejas de sable. Avanzamos un poco más y todo lo que hemos ido aprendiendo va tomando cada vez más sentido.

Terminamos la mañana y nos llevamos a dos de nuestras compañeras invitadas a comer. Por supuesto la invitación incluye el tradicional ascenso de las escaleras una vez recompuestos del esfuerzo, tenemos un almuerzo especialmente divertido, contando anécdotas y echando unas risas. Para postre, helado y Dorian nos invita a chocolate que llevaba en la mochila sin tener en cuenta que la mochila había pasado la mañana al sol y lo que había quedado era sirope, lo cual no vino mal como aderezo para el helado. Pudimos comprobar en directo que lo que Dorian sentía por el chocolate se podía llamar adicción ya que no paró hasta que el envoltorio quedó nuevo como para volver a usarlo.
Bajamos de nuevo las escaleras para la sesión de la tarde que como no podía ser de otra manera iba a estar dedicada al tuishou. Empezamos con 4 manos, detallando el ritmo hacia delante, con todas las energías a su máxima intensidad y continuamos con el trabajo de cómo provocar el paso en el compañero. Fue una tarde más que productiva con la particularidad de que tuve la oportunidad de ayudar a Sam en alguna demostración. Las cosas van saliendo y aunque haya detalles que todavía se atraviesen, la sensación general de la gente es que van saliendo las técnicas (unas más que otras).

Vuelta a subir las escaleras, cena y esperamos a que nuestra casera venga a arreglar por fin la conexión. Se retrasó un poco pero al final lo conseguimos. Pasamos el resto de la tarde echando unas risas viendo vídeos en youtube, trabajo en el ordenador y a la cama, que mañana es el último día de entrenamiento de la semana. No podrá ser en las canchas de siempre porque se acerca la fiesta de la Candelaria y el parque se llena con un mercado de flores y plantas para celebrar la llegada de la primavera, así que tendremos que irnos a unas terrazas donde estamos teniendo las sesiones de la tarde, esperando que nadie resulte herido por un sablazo debido al menos espacio.